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lunes, 10 de julio de 2023

rt--Las cosas bellas tienden al corporativismo--ic

Se juntan, reúnen, asocian y compiten.

Se solapan bellezas y coloridos unos sobre otros en un caos de hermosa psicodelia.

Tanto que me hacen ajeno al planeta. Me pregunto qué cojones hago yo aquí, tan gris, tan incoloro…

Tan neutro y anodino.

Corporativistas orgullosas…

No comprendo mi existencia en el planeta ante la Corporación de la Belleza y el Color.



Iconoclasta

martes, 11 de abril de 2023

rt--El árbol que quiso ser dios--ic

No es grande, no llega a tocar el cielo; pero al final logró ser dios y ahora rige solitario, en una bola de cristal invisible, su eterno y exclusivo mundo donde luce majestuoso, entre cielo y rocas. Y a su espalda, los miles de adocenados árboles del bosque hacinados, lo observan con desdén lucir su fronda de miles de pequeñas flores radiantes.

Si dios no ha castigado su vanidad partiéndolo con un rayo, se debe a que tenía razón en su vanidad: es tan bello como un dios.

Y bueno, aunque pedantes, ciertas perfecciones se agradecen en este sórdido mundo de fealdades banales e intrascendentes, a duras penas vivas.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


jueves, 22 de septiembre de 2022

rt--Un trepador azul--ic

 

No se conforman con volar, tienen que trepar arriba y abajo por los árboles.

Volar es demasiado fácil, demasiado vulgar.

Son buenos escaladores…

Y yo solo hago lo fácil.

Mierda…

Verticalmente, cabeza abajo avanzan tan veloces como hacia arriba.

En la ribera del río, donde escribo a menudo, se me queda suspendida la pluma a unos milímetros del papel observándolos. Y me doy cuenta de que no es necesario escribir, solo ser. Al final, carezco de importancia.

Soy menos que ellos.

Escribir es una patética vanidad, un intento por trascender a nada.

Cuando el silencio es largo y sin roturas, se acercan y me miran desde el árbol girando la cabeza con curiosidad, me arrancan una sonrisa secreta. Y al cabo de un instante, se acercan a mis pies sin timidez.

Pero cuando se acercan las estridentes voces humanas o sus horribles músicas ajenas a ellos; se van.

Y me dejan solo con los que no quiero.

Quisiera trepar y volar tan veloz como ellos, para alejarme con rapidez de los otros, los invasores. Y no puedo, soy de una torpeza que me da vergüenza escribir.

Nací estropeado, o algo pasó que no fue bien en mi concepción.

Si fuera un trepador, no me acercaría a alguien como yo, tan anodino… Pero son buenos tipos. Demasiado buenos.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


domingo, 10 de julio de 2022

La balsa


La balsa está podrida porque no hay agua limpia que la llene. Y la que le llueve es orina, orina enferma y vieja.



 

Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

lunes, 4 de abril de 2022

La nieve en primavera



Te puedes preguntar si has pasado en coma ocho meses y tras abandonarte en un paraje cualquiera, has despertado en un nuevo invierno. Y de paso, golpearte las sienes para asegurarte que el cráneo está lleno.

Puedes preguntarle a la irritada comadreja temblona si le ha pasado lo mismo que a ti.

Y la única explicación es la que recuerdo de hace unos minutos, cuando vi nevar a través de la ventana de la cocina salí de casa, de su calor y refugio. Y preferí el frío y fumar entre copos que el viento arrastra veloces, a millares; silenciosamente, como una melancolía que se deshace, deslizándose rostro abajo.

La comadreja malhumorada me dice que estoy loco. Yo le respondo que no puede hacer daño, he vivido momentos peores; pero no tan bellos.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Nube monstruo



Pareciera que de sus grandes fauces, fuera a vomitar otras tablas de piedra, con más mandamientos.

Y he pensado en Moisés y su paranoia.

El mito era un hombre enfermo que se drogaba.

Que sometió a un pueblo mendigo con las mentiras de sus delirios.

Y el pueblo prometido, lo mismo que los habitantes de hoy día, una manada de lerdos quejumbrosos y cobardes, con un pánico patológico a la libertad y a valerse por sí mismos.

La nube debería tener dientes (y bombas nucleares) para devorar a todo aquel que se encuentre bajo ella, aunque me matara a mí también.

Sería un buen trato. ¿Verdad, nube feroz?

Hazlo, nube voraz, mátalos a todos, que no quede ni una sola estirpe humana en La Tierra. Sin más mandamientos de mierda, métetelos en tu caníbal y monstruoso culo.

Mátalos en silencio, y si existe un Moisés, asegúrate de que su muerte sea dolorosa, que se quede atrapado entre dos de tus dientes y muera lentamente con cada movimiento de tus carnívoras fauces.

Y a pesar de todo, eres de una fascinante belleza.



Iconoclasta




miércoles, 11 de enero de 2017

Lo invencible

Tanto tiempo soportando la presión del bosque, el invierno cruel, el sol incinerador...
El consuelo a toda esa lucha es que no piensan y no sienten las piedras.
Sería aterrador ser consciente de tanta lucha, de tanto tiempo viviendo para absolutamente nada.
Tal vez sea ese el secreto de la vida:  fuerza y firmeza: no sentir pase lo que pase.
Ser invencible tiene un precio.
Es absurdo.
Y sin embargo, ser piedra se hace tentador.


sábado, 22 de octubre de 2016

Acumulación rural


Los humanos acumulan lo que sea, cuanto más espacio, más guardan caóticamente cosas que no usarán nunca. En la ciudad o en el campo, el instinto básico de acaparar es una tacha más en la poca eficiencia del cerebro humano.
Aún así, todo ese desconcierto de maderas, me gusta. Huelen bien.
Nada es perfecto.
¿Y quién quiere perfección? Tal vez, no tenemos suficiente vida para ser perfectos y las maderas se acumulan generación tras generación.


sábado, 2 de julio de 2016

Compañía en el camino


A veces se tiene el privilegio de compartir el camino con otros seres. Aunque a algún animal no le guste mucho.
O puede que simplemente sienta curiosidad científica por mí.
Me da igual, también es mi planeta, puede mirar cuanto quiera.
No retrocedo, no me gusta, no quiero.
No me da la gana.
Y por otro lado, me encanta su caminar tranquilo.
Hay días que vale la pena vivir.


jueves, 23 de junio de 2016

La belleza invencible



Comparo tu belleza con la de las flores y pienso en lo fuerte, en lo imparable que es lo hermoso. Soportáis el sol arrasador, os crecéis, os hacéis más bellas.
Y yo me marchito con el peso de los rayos solares. Mi piel arde y mi ánimo se hace rojo sanguíneo.
Es más valiente y más fuerte la hermosura que mi tosca brutalidad.
Soy un dolor al sol que adora la invencible belleza.
No solo te amo, eres mi puta diosa.
Os admiro, bellezas al sol.


jueves, 16 de junio de 2016

Los ecos de los muertos



El hombre y sus creaciones envejecen, sucumben y el tiempo borra todo lo que fueron y lo que hicieron.
Me parece bien, de alguna forma el planeta se ha de defender de la plaga humana.
Las ruinas son la esperanzadora prueba de que la humanidad no puede luchar contra la naturaleza.
Los muertos no hablan, jamás lo hicieron ni lo harán; los restos de lo que un día construyeron son sus lejanos ecos inaudibles.

(Ripoll, zona de la ermita de Sant Bartomeu)


lunes, 23 de mayo de 2016

Tiempo inhumano

No existe un lugar especial en el tiempo cuando se observa la naturaleza, no funciona con el tiempo humano. Son siempre tiempos del pasado o de un presente ajeno del que ya no formamos parte.
Tiempos que se perdieron en ambiciones y esclavitudes aceptadas con el falso paternalismo y protección de un pacto social.
Y con una instintiva melancolía hay quien evoca sin definir el origen de su tristeza, los tiempos perdidos en los que el hombre no era un mero productor.
Perdió el horizonte y se quedó en la grada de un estadio deportivo con una triste cerveza de fin de semana en la mano.


viernes, 20 de mayo de 2016

Un latido perdido



Solo la belleza devastadora de un paisaje, de las nubes acariciando las montañas, del pato volando sobre el río y la conjunción de un perfecto cromatismo, puede emular a la muerte robándome un latido del corazón.
La belleza de la naturaleza y la muerte, son igual de poderosas.
Es un buen precio perder el ritmo del corazón a cambio de admirar toda esa majestuosidad.


martes, 8 de marzo de 2016

Cuernos para erecciones de idiotas


¿En qué momento los monos decidieron que sus cuernos eran necesarios para que sus pollas se pusieran duras? Da igual si es una cultura oriental u occidental, los monos evolucionaron envidiosos de otros seres con más fuerza y más territorio en todas las regiones del planeta que ensuciaron con su presencia.
La evolución del hombre, no es tal. Los humanos son un accidente, una degeneración de la naturaleza en el planeta.
Pronto serán viejos recuerdos o cromos mal dibujados en pastelillos. Nadie se acordará de que unos miles de degenerados de polla blanda, pensaron que sus cuernos curaría sus penes ridículos.
Lo más divertido es que los monos (hombres), ni con la polla dura saben follar.
Los religiosos deberían recapacitar sobre un Dios de mierda creador.
¿Creador de qué?



martes, 23 de febrero de 2016

Pequeñas tragedias



Camino lento con el bastón golpeando fuerte el suelo, con cierta ira, con cierto descontento.
Y así, con todo el tiempo y toda la necesaria lentitud, se contempla la belleza durante más tiempo, con más detalle. Y también las pequeñas tragedias que pasan inadvertidas para los seres que se mueven más veloces.
Hay rincones dramáticos, mini dramas a los que es necesario prestar atención, un homenaje de admiración a las vidas que contuvieron los pequeños cadáveres.
Y te das cuenta que es más fácil ver la muerte que la vida. Porque la vida salvaje se esconde de otras vidas; pero la muerte es ostentosa. Impúdica.
Es inevitable sentir cierta pena por el ratón, es injusto que algo tan pequeño, pueda sufrir tanta muerte.
Como si hubiera ensañamiento.
A veces no quiero mirar a la tierra, prefiero el cielo, porque allí, por una constante universal no flotan cadáveres hermosos y tiernos que parecen peluches, juguetes.
Sería absurdo que lloviera muerte.
Aprendes a no tener miedo, los pequeños animales y sus tragedias, hacen un acto de valentía que a veces me sobrecoge.
No es un juguete, es un cadáver auténtico, una vez vivió, hace muy poco.
Memento mori...


martes, 9 de febrero de 2016

Nubonstruosidad


Está furiosa como un dragón que ha despertado de una pesadilla.
El cielo tiene una violencia desproporcionada, cuasi mágica.
No hay héroes, santos, ni brujos que nos liberen de la furia.
Estamos perdidos, sometidos a la hoz gigante.
Mejor morir ante una gran furia que en una aburrida mediocridad.

domingo, 7 de febrero de 2016

La contención del bosque


Alguien podría pensar que es un muro de contención para que la tierra no invada el camino; tal vez algún ingenuo ingeniero de puertos, caminos y canales lo diseñó para eso.
En realidad, el bosque lo ha hecho suyo, lo ha convertido en una muralla para evitar que la humanidad entre en él, para que lo dejen tranquilo. Las piedras se han camuflado con musgo y hierbas y es piedra orgánica alzándose amenazadora al borde del camino.
Mis ojos son lentes cuadrículadas que advierten la amenaza, midiéndola. Entendiéndola.
Yo también haría un muro de contención a mi alrededor.


domingo, 24 de enero de 2016

Masacre


No es una masacre, es una necesidad; pero parece un camposanto de árboles.
Los humanos lo hacen consigo mismos. Lo hacen principalmente por envidia, lo que lleva al odio, por religiones y por ideologías de iluminados con ansias mesiánicas. Cosa que me parece correcta la masacre humana. También es una necesidad, es una herramienta que si no sirve para depurar la especie humana, al menos alivia el espacio, que también es importante.
Si vale para unos, vale para otros seres del planeta.



domingo, 13 de diciembre de 2015

Milenarias piedras, viejo muro



El hielo se aferra a vosotras como una enfermedad y no os preocupa porque sois inmortales. No ser, no sentir hace posible la eternidad.

Y tú, viejo muro tapizado de musgo. Herido por los dedos secos de las raíces que se agotaron penetrando la tierra, saliendo por tus resquicios en busca de luz.

A ti tampoco te contagia la vida, eres tenaz en tu muerte longeva.

¿Qué habrán visto tus piedras a lo largo de tantos años para que rechaces la vida una y otra y otra vez?

Yo podría ser muro, lo dice el tuétano de mis huesos, podría pasar eras geológicas sin sentir.

Hay sílex entre mis huesos. Lo sé porque cuando miro tus piedras, quisiera encajar.

Shhh... Silencio.

Lo hice mal, nunca debí dejar de ser piedra, nunca debí permitir que el hielo se derritiera con el calor de la vida.

Porque ahora soy un pétreo lamento entre la vida de los árboles y la imbatible muerte de las piedras, de los muros...

No puedes negar la fuerza de mi pensamiento, muro; por muy muerto que estés, tu musgo y tus raíces se mueven imperceptiblemente con las frecuencia de mi frustrante demencia.

Soy un fantasma, un alma en pena en el limbo que hay entre las piedras y la vida, un fósil que no cuaja.

Pesa tanto vivir.

Yo fui piedra...

Piedad.