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lunes, 24 de octubre de 2022

rt--Viajando en el tiempo--ic


Sería ridículo viajar en el tiempo y ver esto, cuando en el presente es táctil. Solo he tenido que caminar silenciosa y solitariamente unos minutos, cuando cae a ratos una fina lluvia que no le gusta a nadie más que a mí.

No hay nada cuántico en ello, no hay fantasía galáctica. Basta pensarlo, basta sentirlo sin dejar a nadie pudriéndose de vejez en La Tierra.

Hay muchos muertos que han visto lo mismo que yo, no es inusual.

Solo es algo accidental, un pensamiento de pasada, ser consciente de que es un jalón del pasado en un bonito momento, con la bruma del silencio y la soledad suavizando la muerte.

Lo embarazoso es pensarlo sin tapujos: soy un cadáver en ciernes.

Es una melancólica realidad que establo y campo no viajan en el tiempo, se han quedado estancados en el pasado. Tal vez, si pudieran, sonreirían pensando al verme: “Otro que va a la tumba”.

Sé muy bien que voy con paso firme hacia la podredumbre y se pueden meter su sarcasmo y vanidad por el culo si lo tuvieran.

La piel de mis manos está más cuarteada que el muro de piedra. Y me gusta.

Yo también tengo mi orgullo, mi orgullo atávico como yo. Tanto que, me pregunto si es mi último otoño, sin melancolía, sin tristeza; solo es un pensamiento casual, una curiosidad.

El final del camino es oscuro como el ataúd cerrado y voy hacia él.

Sin remilgos.

La vida no ha sido como para tirar cohetes con efecto final de palmeras doradas y trueno. No me ha gustado, estoy seguro de que las hay mejores en otros tiempos y lugares, en otros mundos como los de mis sueños.

Alguien podría decir que soy un amargado. Bien, nada es perfecto.

Algo pasó conmigo que no nací bien.

Me largo, bye.




Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.

miércoles, 11 de enero de 2017

Lo invencible

Tanto tiempo soportando la presión del bosque, el invierno cruel, el sol incinerador...
El consuelo a toda esa lucha es que no piensan y no sienten las piedras.
Sería aterrador ser consciente de tanta lucha, de tanto tiempo viviendo para absolutamente nada.
Tal vez sea ese el secreto de la vida:  fuerza y firmeza: no sentir pase lo que pase.
Ser invencible tiene un precio.
Es absurdo.
Y sin embargo, ser piedra se hace tentador.