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domingo, 8 de noviembre de 2015

Lo que el sol arranca de la tierra


Yo no quiero que me incineren cuando dentro de unas horas o unos días muera.
Porque quiero ser eso que el sol arranca de la tierra cuando la abrasa. Quiero ser ese vapor de muerte que se arrastra ectoplasmáticamente entre las cosas vivas.
Quiero ser lluvia y contaminar de mí en un último acto el planeta.
Tengo mis derechos y para morir también soy caprichoso.
Lo siento por los órganos que nadie lucirá, pero si sirve de consuelo, dejaré un cuerpo absolutamente acabado.


viernes, 23 de octubre de 2015

Vencido



Vencido por el otoño, ha rendido sus hojas de oro  y sangre.
Es hora de descansar, amigo, nos encontraremos en la primavera.
Si llego a ella.


martes, 13 de octubre de 2015

Hierro vs. líquen


Ambos están bien, el líquen consigue algún alimento y el hierro siente una calidez semejante a la vida.
Mis mundos son perfectos, justos para todas las cosas, todos los seres. Tienen un equilibrio que nadie ha sabido dar al mundo ajeno a mí, el que soporto.
La realidad es que el hierro está muerto.
Hay una ley no escrita que dice que lo muerto no puede morir. ¿Y eso es eternidad?
Sin embargo, he ahí el líquen, exprimiendo de lo muerto algún nutriente, como si le importara una mierda esa ley no escrita de lo muerto y su imposibilidad de consuelo.
¿Qué saca del hierro? ¿Se alimenta de muerte el indecente y colorido líquen?
Si eso fuera cierto, la mente podría dislocarse.
Es mejor pasar de largo, no pensar.


martes, 6 de octubre de 2015

Sin color, sin forma


Los seres vivos se diluyen poco a poco. Su piel y su ánimo rechazan el color y la nitidez.
Y así hasta desaparecer.
Hasta morir.
Por eso caminan en la vejez mirando al suelo, para no ver lo que ya no son ni serán. La muerte es oscuridad y es lo que busca la vida cuando está cansada.
Está bien, peor sería más luz para unos ojos antiguos.



viernes, 21 de agosto de 2015

La definitiva luz


Como si fuera la luz definitiva, la luz final que se come la vida, que se derrama blanca y desintegradora por la tierra para fundir todas las cosas, todos los seres.
La luz me conforta, es inevitable ir a ella y atrás no hay, no queda nada.



sábado, 27 de junio de 2015

Tanta vida


Hay tanta vida ahí que avergüenza la poca que hay en mí.
Soy una mierda.
Yo quiero morir ahí, arrastrarme entre toda esa vida y encontrar una sombra donde dejar que el corazón se detenga.
Es la catedral de la vida misma. No es que quiera más, no quiero un segundo más de vida de la que sé que me queda; es que esa vida profunda, alta, espesa, hermosa, me dice que vaya, que ya no hay nada ahí donde me parieron, que vuelva allá donde siempre debería haber estado.
Es cruel y es hermoso el rumor de las hojas que llaman a descanso, a muerte.
Si creyera en algo, rezaría por tener fuerzas cuando llegue el momento para morir ahí.
Si supiera cuando, acamparía unas horas antes, y moriría sin que nadie lo supiera.
Anónimo y oculto.
Y un petirrojo animándome a cerrar los ojos.
Es preciosa la muerte.
Hermosa...


martes, 5 de agosto de 2014

Naturaleza quemada y muerta



Los girasoles de Van Gogh parecen seres vivos y animados celebrando algo, sus pétalos revueltos como agitados por el viento es una amabilidad del autor, un eufemismo, una muerte divertida.
Están muertos, cortados y arrancados de la tierra, agonizando en un florero.
Yo no soy tan amable. Mi girasoles y mis rosas están arrasadas por demasiada vida, por demasiada luz. Las hojas ya están marchitas, como si la muerte escalara el tallo, en un avance imparable hacia las flores, que lucen serenas y heridas.
Mis flores son más trágicas que la vida misma. Bellas como heroínas.


miércoles, 30 de enero de 2013

Mujer en el Zócalo de Puebla



Mucha vida ha pasado por la tez de este rostro.
La vida es inversamente proporcional al tamaño del cuerpo: cuanta más historia se tiene, más encoge el recipiente de carne.