Mostrando entradas con la etiqueta bosque. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta bosque. Mostrar todas las entradas

jueves, 22 de septiembre de 2022

rt--Un trepador azul--ic

 

No se conforman con volar, tienen que trepar arriba y abajo por los árboles.

Volar es demasiado fácil, demasiado vulgar.

Son buenos escaladores…

Y yo solo hago lo fácil.

Mierda…

Verticalmente, cabeza abajo avanzan tan veloces como hacia arriba.

En la ribera del río, donde escribo a menudo, se me queda suspendida la pluma a unos milímetros del papel observándolos. Y me doy cuenta de que no es necesario escribir, solo ser. Al final, carezco de importancia.

Soy menos que ellos.

Escribir es una patética vanidad, un intento por trascender a nada.

Cuando el silencio es largo y sin roturas, se acercan y me miran desde el árbol girando la cabeza con curiosidad, me arrancan una sonrisa secreta. Y al cabo de un instante, se acercan a mis pies sin timidez.

Pero cuando se acercan las estridentes voces humanas o sus horribles músicas ajenas a ellos; se van.

Y me dejan solo con los que no quiero.

Quisiera trepar y volar tan veloz como ellos, para alejarme con rapidez de los otros, los invasores. Y no puedo, soy de una torpeza que me da vergüenza escribir.

Nací estropeado, o algo pasó que no fue bien en mi concepción.

Si fuera un trepador, no me acercaría a alguien como yo, tan anodino… Pero son buenos tipos. Demasiado buenos.



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.


sábado, 27 de junio de 2015

Tanta vida


Hay tanta vida ahí que avergüenza la poca que hay en mí.
Soy una mierda.
Yo quiero morir ahí, arrastrarme entre toda esa vida y encontrar una sombra donde dejar que el corazón se detenga.
Es la catedral de la vida misma. No es que quiera más, no quiero un segundo más de vida de la que sé que me queda; es que esa vida profunda, alta, espesa, hermosa, me dice que vaya, que ya no hay nada ahí donde me parieron, que vuelva allá donde siempre debería haber estado.
Es cruel y es hermoso el rumor de las hojas que llaman a descanso, a muerte.
Si creyera en algo, rezaría por tener fuerzas cuando llegue el momento para morir ahí.
Si supiera cuando, acamparía unas horas antes, y moriría sin que nadie lo supiera.
Anónimo y oculto.
Y un petirrojo animándome a cerrar los ojos.
Es preciosa la muerte.
Hermosa...