domingo, 7 de julio de 2013

Arcoiris sobre el Popo y el Izta




No siempre hace las cosas bien y bellas la naturaleza.
Tiene suerte en algunos momentos, como yo de captarlos.
Como todo lo bello, es efímero, es decepcionantemente breve.


jueves, 4 de julio de 2013

El tranquilizador acero



Es tan tranquilizadora y consoladora la frialdad del acero. Sin desengaños, sin distorsiones sensoriales. El acero es inalterable, pasa el tiempo y nada lo calienta. En cambio mi mano hierve, está enfebrecida. Y el filo además de dar protección da consuelo, una gélida caricia, sincera y real. Tangible...


Reposando en el filo



Es un buen lugar para reposar la vieja mano. Y sigue ahí, después de tantos años. Ella no quiere masajes ni caricias. Solo quiere seguir luchando por nada. Herirse heroicamente, sin que sea necesario. Se hacen demasiadas cosas por necesidad y por filantropía. Morir tampoco es como para echarse a llorar.


No importa el rumbo



Realmente me importa una mierda el rumbo, nunca me ha preocupado, no necesito la brújula porque todo está mal, los cuatro puntos cardinales incluidos. No llevan a ningún lugar que me pueda sorprender. Sin embargo, me gusta que se mueva. Es importante el movimiento, demuestra que no estoy muerto. Que metan la brújula en mi boca muerta para que me de algo de color y fosforescencia en el ataúd.


La piel de un reptil





 
Es extraño a veces observar bien la piel de las manos, lo vieja que está. Nunca pensé que algo como yo pudiera durar tantos años. Soy de carne y hueso, soy finito, corruptible... Aún no sé como no se ha desprendido la piel. Ahora soy un reptil un dinosaurio.

Siempre por el filo



Siempre hay que coger los cuchillos por el filo, para no llevarse a engaños. Para que alguien me joda, me jodo yo mismo. Además el dolor me molesta, pero no me asusta. Aunque tal vez mi locura... Debería golpear con el cuchillo y dejar que se deslice el filo por la antigua y maltratada piel de la mano.


miércoles, 3 de julio de 2013

Viejos cansados (serie árboles IV)



Pareciera que no estuvieron donde están, que cada día han avanzado un poco más hacia el agua. Pueden que estén cansados de vivir demasiado. De un lento transcurrir del tiempo sin que a ellos nadie les de sombra.