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jueves, 26 de mayo de 2016

El caos del tiempo


Hay cosas y rostros que forman un caos de años, de vida. Los rostros no quieren vivir más cuando el tiempo rasga su piel, la agrieta y deja ver lo que fueron, lo que sufrieron.
A nadie le gusta dejar al descubierto lo que le queda dentro, lo que le han hecho a lo largo del tiempo.

Y hay casas que no quieren ser ya habitadas.
Es hipnótico ver todas esas cicatrices en  rostros y cosas.
Intentas imaginar qué han tenido que padecer.
Porque de los goces, el tiempo no deja rastro alguno.



jueves, 4 de julio de 2013

Reposando en el filo



Es un buen lugar para reposar la vieja mano. Y sigue ahí, después de tantos años. Ella no quiere masajes ni caricias. Solo quiere seguir luchando por nada. Herirse heroicamente, sin que sea necesario. Se hacen demasiadas cosas por necesidad y por filantropía. Morir tampoco es como para echarse a llorar.


No importa el rumbo



Realmente me importa una mierda el rumbo, nunca me ha preocupado, no necesito la brújula porque todo está mal, los cuatro puntos cardinales incluidos. No llevan a ningún lugar que me pueda sorprender. Sin embargo, me gusta que se mueva. Es importante el movimiento, demuestra que no estoy muerto. Que metan la brújula en mi boca muerta para que me de algo de color y fosforescencia en el ataúd.


La piel de un reptil





 
Es extraño a veces observar bien la piel de las manos, lo vieja que está. Nunca pensé que algo como yo pudiera durar tantos años. Soy de carne y hueso, soy finito, corruptible... Aún no sé como no se ha desprendido la piel. Ahora soy un reptil un dinosaurio.