jueves, 4 de julio de 2013

El tranquilizador acero



Es tan tranquilizadora y consoladora la frialdad del acero. Sin desengaños, sin distorsiones sensoriales. El acero es inalterable, pasa el tiempo y nada lo calienta. En cambio mi mano hierve, está enfebrecida. Y el filo además de dar protección da consuelo, una gélida caricia, sincera y real. Tangible...


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