domingo, 27 de diciembre de 2015

El tiovivo y mi sangre


Me pregunto si cuando sea viejo, mi sangre tendrá el mismo tono de los rojos del tiovivo.
Tal vez suba en uno de sus caballitos y esté tan descolorido y degradado como ellos. Tal vez ya sea parte de esos restos de vida que giran para nada.
Pobres viejos caballitos, pobre yo...


domingo, 13 de diciembre de 2015

Milenarias piedras, viejo muro



El hielo se aferra a vosotras como una enfermedad y no os preocupa porque sois inmortales. No ser, no sentir hace posible la eternidad.

Y tú, viejo muro tapizado de musgo. Herido por los dedos secos de las raíces que se agotaron penetrando la tierra, saliendo por tus resquicios en busca de luz.

A ti tampoco te contagia la vida, eres tenaz en tu muerte longeva.

¿Qué habrán visto tus piedras a lo largo de tantos años para que rechaces la vida una y otra y otra vez?

Yo podría ser muro, lo dice el tuétano de mis huesos, podría pasar eras geológicas sin sentir.

Hay sílex entre mis huesos. Lo sé porque cuando miro tus piedras, quisiera encajar.

Shhh... Silencio.

Lo hice mal, nunca debí dejar de ser piedra, nunca debí permitir que el hielo se derritiera con el calor de la vida.

Porque ahora soy un pétreo lamento entre la vida de los árboles y la imbatible muerte de las piedras, de los muros...

No puedes negar la fuerza de mi pensamiento, muro; por muy muerto que estés, tu musgo y tus raíces se mueven imperceptiblemente con las frecuencia de mi frustrante demencia.

Soy un fantasma, un alma en pena en el limbo que hay entre las piedras y la vida, un fósil que no cuaja.

Pesa tanto vivir.

Yo fui piedra...

Piedad.


domingo, 8 de noviembre de 2015

Lo que el sol arranca de la tierra


Yo no quiero que me incineren cuando dentro de unas horas o unos días muera.
Porque quiero ser eso que el sol arranca de la tierra cuando la abrasa. Quiero ser ese vapor de muerte que se arrastra ectoplasmáticamente entre las cosas vivas.
Quiero ser lluvia y contaminar de mí en un último acto el planeta.
Tengo mis derechos y para morir también soy caprichoso.
Lo siento por los órganos que nadie lucirá, pero si sirve de consuelo, dejaré un cuerpo absolutamente acabado.


viernes, 23 de octubre de 2015

Vencido



Vencido por el otoño, ha rendido sus hojas de oro  y sangre.
Es hora de descansar, amigo, nos encontraremos en la primavera.
Si llego a ella.


Inmensidad


Soy parte de la inmensidad, una molécula perdida entre montañas. No me encuentro, no sé donde estoy. Con existir es suficiente, no puedes perder el tiempo buscándote, porque mueres en el intento sin encontrar consuelo a la inquietud de esa enormidad.
Semper atom.


martes, 13 de octubre de 2015

Hierro vs. líquen


Ambos están bien, el líquen consigue algún alimento y el hierro siente una calidez semejante a la vida.
Mis mundos son perfectos, justos para todas las cosas, todos los seres. Tienen un equilibrio que nadie ha sabido dar al mundo ajeno a mí, el que soporto.
La realidad es que el hierro está muerto.
Hay una ley no escrita que dice que lo muerto no puede morir. ¿Y eso es eternidad?
Sin embargo, he ahí el líquen, exprimiendo de lo muerto algún nutriente, como si le importara una mierda esa ley no escrita de lo muerto y su imposibilidad de consuelo.
¿Qué saca del hierro? ¿Se alimenta de muerte el indecente y colorido líquen?
Si eso fuera cierto, la mente podría dislocarse.
Es mejor pasar de largo, no pensar.


miércoles, 7 de octubre de 2015

Los colores de la oscuridad


La oscuridad esconde cosas.
Están los colores de lo viejo y de los atávicos miedos humanos.
La gente atraviesa el túnel gritando para espantar sus pánicos instintivos  y yo me quedo dentro oliendo, queriendo ser la maldición; un fantasma entre los muros de verde y pequeña vida.

En silencio, tocando los colores del miedo, suaves y húmedos como el sexo de la mujer deseada.
En la oscuridad se desata la insania sin pudor.
No sé donde quedó el miedo, tal vez entretejido entre rayos de luz ahí fuera.