No hay remedio, son más de dos mil años y los errores se han convertido en genes que predisponen la cobardía, la oscuridad y el borreguismo del pensamiento en todos los humanos, salvo algunas dignas excepciones.
Yo soy una maravillosa excepción, doy gracias por mi perfecta y nula capacidad empática.
Yo tampoco solucionaré nada jamás, principalmente porque están bien las cosas así. Que se coman toda su estupidez hasta que desaparezcan de la faz de la tierra.